La popularidad de un deporte que tuvo su momento a finales del Siglo XX |
Pese a la lejana data del orígen del voley indoor (creado en 1885 por William Morgan), el más famoso entre las dos disciplinas, la versión de playa fue observada desde la década de 1920, pero sólo como una simple actividad de diversión veraniega. Según el sitio java.sion.com, el formato 6 vs. 6 del voley de gimnasio se trasladó a las arenas, aunque no se sabe con exactitud la sede original, al nombrarse playas de Hawaii y California.
En la década siguiente, se popularizó en las costas de los Estados Unidos para escapar a la crisis y sus consiguientes depresiones, y hasta tuvo su llegada a Europa, pero se destacó la primera participación de 2 vs. 2 en Santa Mónica. La mencionada playa forma parte de las numerosas que existen en California, que podría ser considerada la cuna del deporte, ya que el primer torneo oficial se disputó en State Beach, en 1947.
Debido a la popularidad del voley playero en las playas californianas, no fue extraño que en 1965 se fundara la primera Asociación de Beach Volley de California, que regulaba calendarios de los torneos y definía las reglas del juego. A partir de allí, fueron muy comunes los campeonatos sponsoreados, dándole un tinte más profesional, aunque con el espíritu libre de ambiente playero.
La popularidad de esta disciplina llegó hasta Copacabana e Ipanema, dos de las playas más famosas de Río de Janeiro, a mediados de la década de 1980, llegando a albergar 5000 espectadores para la primera exhibición internacional. Casi en simultáneo, nació la Asociación Profesional de Voley de Mujeres en Estados Unidos y, con ello, el circuito australiano Pro Beach.
En 1987 se reconoció y autorizó el campeonato mundial regido por la Federación Internacional de Volley Ball, a disputarse en las playas cariocas de Ipanema, y en los años siguientes, la gran popularidad del deporte llevó a la creación de series mundiales por la FIVB con torneos en Brasil, Italia y Japón. El 8 de septiembre de 1990 se tratarían las bases fundamentales del reglamento moderno.
El boom de los últimos años de la decada de 1980 y principios de los 90, la profesionalización del voley de playa, y la llegada a los máximos organismos internacionales, dieron el pie a los dirigentes deportivos del planeta a darle paso entre los grandes eventos atléticos.
El ingreso a los Juegos Olímpicos
El voley de playa tuvo su debut en los Juegos Olímpicos recién en 1996, cuando el por entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, el español Juan Antonio Samaranch, presenció el mundial de Río de Janeiro, y facilitó la participación de la disciplina como nuevo deporte de la máxima cita global.
Argentina fue representada en cada una de las citas desde aquel año 1996 hasta Londres 2012, sin contar a Río de Janeiro 2016, que ya tiene entre sus clasificados a una pareja femenina. Martín Conde, considerado como el máximo exponente masculino de nuestro país, junto a Eduardo Martínez, tuvieron una discreta actuación al finalizar en el puesto número 13, luego de una victoria y dos derrotas.
Martín Conde jugó cuatro Juegos Olímpicos |
El tercer Juego Olímpico de Conde llegó en Atenas 2004, e ilusionó a todo un país, ahora al lado del 'Mono' Baracetti, ya que llegaban como campeones mundiales en 2001 al derrotar a los "invencibles" brasileños, José Loiola y Ricardo Santos. Con el mote de favoritos, realizaron una perfecta marca de tres victorias sobre misma cantidad de cotejos en su grupo de 4 parejas, pero tuvieron un duro golpe en los octavos de final al caer muy superados por la dupla canadiense de Child y Heese.
Beijing 2008 fue la última aparición de ambos en citas olímpicas, aunque no fue la esperada, porque solo una victoria sobre tres apariciones los relegó rápidamente. Luego del segundo puesto en la primera etapa del Circuito Nacional de 2009, en febrero del mismo año, Conde anunció su retiro del Circuito Mundial. En tanto, Mariano Baracetti continuó con su carrera, compitiendo para ingresar a Londres 2012 con el aún más experimentado José Salema, de 39 años en aquel momento, aunque no lograron el cometido, dejando a Argentina sin representación masculina por primera vez desde la incorporación del voley de playa a la cartelera olímpica.
Klug y Gallay son la esperanza de Río 2016 |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario