miércoles, 9 de septiembre de 2015

La gloria en milésimas de segundo

Tucumán campeón del Campeonato Argentino de Básquet 2015 - Un torneo tan intenso merecía un final así; Jerónimo Solórzano fue el héroe de la jornada luego de anotar el triple definitivo para el 86-84 histórico para una provincia golpeada basquetbolísticamente.
El héroe en acción. (Foto: www.basketucumano.com)


El momento se acercaba, 9 segundos y el sueño de coronarse se convertía en realidad. Esa responsabilidad, sacrificio y amor por defender los colores del lugar a donde pertenecen estaba a punto de dar los frutos más preciados: ¡Tucumán estaba por salir campeón! 2 puntos de ventaja y sólo quedaba aguantar el embate de los santafesinos que, en el banco de suplentes, fabricaban la bomba que destruya toda esperanza tucumana.

La naranja volvía a la cancha propulsada por Damián Palacios, vestido del rojo santafesino, pero con la intención de ser la bestia negra de la noche. Le prestó la pelota a un compañero sólo para volver a recibirla y que de él dependiera el festejo de una Provincia y la decepción de la otra. La resistencia tucumana era perfecta, el reloj ahogaba al 10 visitante, sus compañeros eran bien opacados y el único aliado posible era el aro, más allá de tener un imán como marcador que lo seguía sin cesar. Y la genialidad fue posible: Palacios saltó y se quedó a vivir en el aire, amagó burlándose de su rival y encestó los 3 puntos que daban un giro de 360º al panorama del juego.

1.9 segundos quedaban de agonía, todo lo vivido se estaba escapando inesperadamente y al momento de volver a los bancos de suplentes sólo se plasmaba la felicidad de un lado y la desazón del otro. "Estábamos cabizbajos, desolados", dijo Jerónimo Solórzano, que en ningún momento imaginó lo que estaba por venir. El único que mantuvo los pies en la tierra y el corazon frío para levantar ese autoéstima venido abajo tan repentinamente fue Mario Vildoza, que ideó un plan para que, en tan poco tiempo en todo aspecto de la vida, fuera tan eficaz que la realidad de todo un plantel cambie.

Y Vildoza puso toda la confianza en las manos de su pollo de Talleres de Tafí Viejo, Solórzano. Los corazones del Jardín De La República se aceleraron cuando Jerónimo recibió en soledad el pase de Leandro Vildoza, tranquilamente un tiro de 2 puntos le daba el campeonato, y más 'simple' parecía acercarse al aro con las cortinas propuestas por sus compañeros, pero el plan estaba ideado. A 45º, 6,75 metros, mente fría y manos calientes. Combinación perfecta para ver como de a poco la pelota acariciaba la red, hacer delirar a todo Tucumán, explotar todos juntos en un abrazo y saltar finalmente al grito de "Dale Campeón".

"Lo único que recuerdo es saltar para lanzar, a partir de ahí nada. Tuve que ver videos para ver como fue el momento y los festejos", expresó Solórzano, ya con la calma de las semanas posteriores al momento dorado, aunque con la emoción a flor de piel: "Hicimos historia".

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